ÁREAS de INTERVENCIÓN
La ansiedad es una respuesta emocional normal y adaptativa ante las diferentes demandas de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, cuando aparece con mucha intensidad o frecuencia se convierte en un problema que ocasiona gran sufrimiento y malestar, tanto para la persona que la padece como para los de su entorno.
Algunos ejemplos de problemas de ansiedad son las fobias (o miedo intenso a animales, objetos o situaciones), fobia social (fobia específica en relación con situaciones en las que la persona se tiene que relacionar con otros), la agorafobia (miedo a estar en situaciones en las que hay mucha gente o es difícil escapar) y trastornos del pánico (aparición brusca e intensa de ansiedad que hacen pensar a la persona que la padece que tiene un problema físico, va a morir o perder el control),trastorno de ansiedad generalizada (preocupaciones excesivas y constantes en relación con las cosas cotidianas, los seres queridos, el trabajo, los problemas económicos…), y estrés postraumático (sufrimiento intenso tras haber sufrido o asistido a una experiencia terrible, tal como violación, atraco, accidente, terremoto, inundación… caracterizado habitualmente como pesadillas e imágenes que producen la sensación de estar reviviendo constantemente la experiencia traumática).
Desde IVPS podemos ayudar a reconocer y regular las propias emociones y así disminuir el sufrimiento que generan estos problemas y ayudar a afrontar las diferentes situaciones de la vida cotidiana con las que se relacionan.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo en el que aparecen con regularidad e intensidad emociones negativas, síntomas físicos y cambios en la manera de pensar o comportarnos.
La emoción que aparece con mayor frecuencia e intensidad es la tristeza, aunque, en ocasiones, pueden aparecer signos y síntomas relacionados con la ansiedad o la irritabilidad.
En cuanto a la sintomatología física es frecuente el cansancio, las dificultades para dormir, disminución del apetito, disminución del deseo sexual, etc.
Además, la manera de pensar o comportarnos suele estar relacionada con pesimismo, disminución de la autoestima, sensación de soledad, disminución de la actividad habitual…
La depresión tiene importantes repercusiones en diferentes ámbitos de la persona que la sufre. Puede provocar malestar y modificar los modos de funcionamiento en la familia, dificultar el rendimiento y las relaciones en el trabajo y/o los estudios, así como disminuir o alterar la gratificación asociada al tiempo de ocio y otras actividades.
Desde IVPS podemos ayudar a hacer frente a la tristeza para encontrar un sentido y satisfacción con la propia vida. Podemos disminuir el sufrimiento asociado, tanto para la persona que la padece como para las personas con las que se relaciona.
Tras una pérdida afectiva importante las personas han de realizar su proceso de duelo durante el cual han de asumir la ausencia de lo perdido, manejarse con el dolor emocional que supone esa ausencia y volver a resituarse en la vida de forma adaptativa.
Un gran número de veces, este proceso se realiza de modo natural, pero en ocasiones, debido a circunstancias de la situación, a características de la persona que pierde o a las de la pérdida, se tienen serias dificultades para elaborar el duelo. En estas ocasiones se pueden mostrar alteraciones emocionales que dificulten el buen funcionamiento de la vida cotidiana o un gran sufrimiento que se representa en diferentes manifestaciones psicológicas o somáticas. Algunas de las circunstancias en que la resolución del duelo es especialmente compleja son:
Muertes repentinas por accidentes
Suicidio
Duelos en personas mayores especialmente vulnerables
Niños
Separación inesperada o traumática de la pareja.
Desarraigo por emigración unido a déficit de habilidades.
Desde IVPS podemos ayudar facilitando la elaboración de las pérdidas, la gestión de las emociones dolorosas y la readaptación. También se proporcionará asesoramiento a familiares que deseen ayudar a otros miembros de la familia que se hayan detectado como especialmente vulnerables, sobre todo niños y ancianos.
En la relación de pareja, con el tiempo y la cotidianeidad, se pueden producir grandes desencuentros a pesar de los esfuerzos, más o menos evidentes de resolver las dificultades. En ocasiones aparecen determinadas situaciones en las que se dan ciertos comportamientos, costumbres y hábitos que terminan por incomodar a alguno de los miembros.
Es frecuente que las dificultades se intenten solventar desde el alivio individual en lugar de plantearse trabajar en equipo y en la misma dirección. Se produce así una lucha de poder en la que ambos intentan demostrar su razón por encima del otro.
En ciertos casos, las crisis de pareja se ven potenciadas por la intromisión de figuras externas (suegros, padres u otros familiares) en los asuntos y espacios privados de la pareja que promueven el conflicto de intereses basado en ambivalencia afectiva. Otras causas pueden tener que ver con dificultades en la comunicación, ausencia de objetivos y satisfacciones comunes o engaños e infidelidades.
Desde IVPS podemos ayudar a los miembros de la pareja a clarificar y entender las dificultades, facilitar la resolución de los conflictos emocionales y relacionales que les impiden disfrutan de una relación de pareja satisfactoria y acorde a los propios valores. Nuestro trabajo se dirige tanto a ayudar a aquellas parejas con importantes conflictos y al borde de la separación, como a aquellas que, con dificultades aparentemente “menores”, desean fortalecer y optimizar su relación.
EMDR es una psicoterapia de tercera generación en donde ya no es necesario explorar durante años el pasado para obtener resultados terapéuticos visibles, con cambios evidentes y perdurables en el tiempo y, por tanto, conseguir el mismo objetivo final: el bienestar psicológico de la persona. Este abordaje ha integrado algunos métodos más tradicionales con otros actuales provenientes de la Neuropsicología, focalizándose en el problema y actuando con mayor brevedad.
Es una terapia que emplea la estimulación bilateral a través de movimientos oculares, sonidos o golpecitos, para ayudar al cerebro a procesar información que ha sido almacenada de forma disfuncional pudiendo quedar almacenada como una experiencia traumática, es decir, una información que se ha almacenado de manera disfuncional en el cerebro. Creando una experiencia traumática y esto hace que la información no pueda ser utilizada de forma correcta ni integrada a la experiencia cotidiana de la persona. Esta información “mal almacenada” es responsable de los síntomas del paciente, ya que queda asociada a los sistemas de Memoria Implícita de una forma muy parecida al momento en el que se vivió la experiencia traumática. Para poner un ejemplo simplificado, sería como una grabación de música que se ha hecho mal y que por tanto tiene sonidos e interferencias que no son parte de la música original (EMDR sería una forma de “depurar” esa grabación).
Esta terapia tiene una amplia eficacia en la resolución de conflictos tanto en niños, adolescentes como adultos obteniendo unos resultados muy potentes y duraderos puesto que activamos mediante la estimulación bilateral el sistema de curación que ya tenemos los seres humanos de forma innata. Ponemos en marcha un recurso natural que tenemos para adaptarnos a las nuevas situaciones y poder resolverlas de forma eficaz y eficiente.
Las investigaciones han establecido que EMDR es efectivo tanto en casos de estrés postraumático como en casos de ataques de ansiedad, temor a intervenciones quirúrgicas, impulsividad, fobias, miedo irracional, duelos y pérdidas, trastornos alimentarios, dolor crónico, traumas, adaptación a la enfermedad, depresión, problemas de autoestima, falta de confianza como miedo a hablar en público, para el rendimiento en el trabajo, en los deportes o para desarrollar habilidades creativas, aumentando las capacidades personales.
Mediante la Terapia EMDR el cerebro puede llegar a cambiar el aprendizaje a nivel emocional y sensorial, donde se quedó fijado y bloqueado el hecho traumático. ESTO NO QUIERE DECIR QUE SE BORRE LO QUE PASÓ, SINO QUE SE PODRÁ RECORDAR COMO UN HECHO QUE SUCEDIÓ PERO QUE YA NO AFECTA EN EL PRESENTE.
En la sociedad actual, con el exceso de estimulación (externa e interna) existente, cada vez es más preciso atender el momento presente disfrutando de lo que éste aporta y resituando el pasado y el futuro en su lugar, para facilitar los estados de serenidad.
Poder observar lo que sucede sin inundarse en las vivencias emocionales que hacen sufrir y ser conscientes de lo pasajero de las mismas, ayuda a alcanzar un mayor bienestar y revierte positivamente en la salud física y mental. Separarse, para no identificarse con aquello que nos hace sufrir, ayuda a manejarlo mejor.
El entrenamiento en meditación permite pararse, observarse y escucharse. Responder como se desea y no como urge la situación. Todo esto permite entender, aceptar y amar en lugar de evitar. Aceptar sin resistencias ni huidas lo que sucede facilita la adaptación y sentirse mejor aún en las situaciones más difíciles y dolorosas.
La investigación muestra cómo la práctica de la meditación facilita la mejora de muchos problemas de salud física y mental. Algunos de ellos con gran frecuencia en la población general como el insomnio.
Desde IVPS podemos ayudar realizando entrenamientos individuales y de grupo. Entrenamos en niveles básicos (que permiten entrar en contacto con este recurso), intermedios y avanzados, siempre adaptado a las necesidades de los participantes.
Existe una relación directa entre cómo se siente un niño y cómo se comporta. Así, se puede ayudar a los hijos a sentirse bien mejorando la comunicación con ellos. Se produce entonces la escucha y comprensión de las dificultades que permite comenzar un proceso de resolución. En muchos aspectos, la infancia es uno de periodos vitales más importantes en los que, a pesar de la aparente felicidad y despreocupación, se construye la personalidad y se forman las competencias y capacidades para afrontar las dificultades en el futuro. Por otro lado, entre la infancia y la madurez, la adolescencia es un período en el que se producen cambios físicos y psíquicos muy importantes.
Los adolescentes se encuentran ante una demanda por parte del entorno de cambio brusco y se les piden responsabilidades de adulto cuando el trato y la consideración indican mensajes diferentes a tal consideración. Así, los procesos internos en evolución y los cambios en las relaciones pueden facilitar importantes problemas de adaptación. Aceptar el nuevo rol y la evolución en la identidad que impone la edad no es fácil, apareciendo con cierta frecuencia comportamientos contradictorios e inestables que provocan crisis importantes.
Desde IVPS podemos ayudar a los padres a resolver aquellas dudas y preocupaciones relacionadas con el desarrollo de sus hijos, establecer pautas de comunicación adecuadas que permitan aumentar la sensación de control ante las dificultades de crianza e intervenir sobre diferentes problemas específicos como las alteraciones de conducta, celos, fobia simple o social, pesadillas, dificultades para consolidar hábitos (enuresis, encopresis, alimentación, sueño…), etc.
La llegada de un nuevo miembro a la familia supone muchos cambios vitales, personales y de relación, que en ocasiones puede resultar complicado para los padres y otros integrantes de la familia.
Convertirse en padres por medio de la adopción supone, además, afrontar ciertos retos específicos que a veces hacen complicado el funcionamiento familiar. Algunos de estos retos son la elaboración de un proyecto de paternidad alternativa, asumir la intervención de diferentes entidades en el proceso de adopción, asumir los tiempos y plazos de espera, posibles dificultades en el proceso de vinculación, comunicación sobre la adopción y las diferencias padres-hijos…
Desde la psicología podemos ayudar a afrontar estos retos aumentando la adaptación de las personas implicadas y ayudando a potenciar las relaciones positivas entre padres e hijos.
Cada vez existe, por diferentes motivos, un mayor número de separaciones y divorcios, tanto de matrimonios formalizados como de parejas de hecho. La ruptura de un matrimonio o pareja puede acompañarse de repercusiones emocionales, tanto en los integrantes de la misma, como en otras personas cercanas, especialmente los niños.
Las personas que han pasado por un proceso de separación o divorcio, en ocasiones, presentan reacciones de ira y estrés. También es frecuente la aparición de dificultades importantes en relación con el estado de ánimo (tristeza, insomnio, disminución del apetito…) que se unen a otras sensaciones como la esperanza y el alivio. Esta aparente incongruencia puede aumentar la confusión y hacer más complicado el proceso.
Por otro lado, la disolución de la pareja implica una serie de cambios en aspectos prácticos tales como la situación económica, los roles y el funcionamiento cotidiano, las relaciones con la familia extensa y amigos…
La adaptación a estos cambios no es fácil y a menudo aparecen reacciones de miedo ante el manejo de las nuevas situaciones y retos que se presentan.
Desde IVPS podemos ayudar a disminuir el sufrimiento asociado a la ruptura, orientar la actuación y abordaje con los niños, así como aumentar las posibilidades de reemprender el funcionamiento habitual en la vida cotidiana.
Padecer una enfermedad grave que amenaza la autonomía personal o incluso la vida puede ser fuente de cambios importantes que retan al individuo y a sus capacidades de adaptación. A menudo esta situación está asociada a una experiencia de gran sufrimiento y a un estado de fuerte vulnerabilidad.
Las pruebas y exploraciones médicas, la confirmación de diagnósticos adversos y la prescripción de tratamientos difíciles de asumir, suponen una fuente importante de estrés, tanto para los pacientes como para sus familiares. También es habitual que se produzcan grandes cambios en hábitos de la vida cotidiana y el enfrentamiento repentino a la propia mortalidad. Muchas veces este hecho va acompañado de sentimientos de aislamiento social y la sensación de constituir una carga para los familiares. Son muy habituales además, las reacciones de miedo, ansiedad, depresión e incredulidad.
Del mismo modo, para los familiares, quienes mantienen los vínculos emocionales más intensos con la persona enferma, la situación es extremadamente delicada y en ocasiones aparecen dificultades en la comunicación, siendo difícil encontrar una buena forma de cuidarse y cuidar a su familiar.
Desde IVPS podemos ayudar a la persona que enferma y a sus familiares a entender y regular sus propias emociones ante la enfermedad, también a encontrar la mejor manera de comunicarse con las personas cercanas y a potenciar estrategias de afrontamiento, que en consonancia con los propios valores y creencias, faciliten la disminución del nivel de sufrimiento en la adaptación al proceso de enfermedad.
A lo largo de la vida, como producto del desarrollo evolutivo las personas se enfrentan inevitablemente a determinadas situaciones de cambio que muchas veces resultan amenazadoras. Estas situaciones requieren la puesta en marcha de los mejores recursos para hacerles frente.
En algunas, como el cese de la actividad laboral, se pueden sentir especialmente vulnerables ya que es necesario asumir pérdidas irreparables y en las que el paso inexorable del tiempo se aprecia más claramente. En otros hitos como el nacimiento de los hijos, los hábitos cambian, la atención de los allegados se centra en el recién-nacido, aparecen nuevas sensaciones de responsabilidad y otras nuevas experiencias que será imprescindible elaborar y asumir. También supone un reto importante el momento en que los hijos deciden continuar sus propias vidas lejos del ámbito parental. Aquí los sentimientos ambivalentes que celebran la autonomía y capacidad en la que se les entrenó se unen a los de pérdida y cambio de rol. Estas nuevas situaciones pueden dar lugar a que las personas sientan además de la mencionada pérdida de roles y cambio de actividades, un menoscabo o daño en la autoestima y provocar estados de desmotivación e incluso de depresión. Por tanto, la familia necesita reorganizarse para alcanzar una nueva estabilidad a partir del cambio acaecido.
Desde IVPS podemos ayudar, facilitando estrategias que incluyan la toma de consciencia de las propias vivencias, el incremento de la motivación ante sentimientos de vacío, la reconducción de las actuaciones en consonancia con sus valores y pensamientos, rescatando las capacidades y fortalezas que caracterizan a la persona tanto como sus elementos de vulnerabilidad.
Algunas personas han tenido excelentes oportunidades para desarrollar su inteligencia y han aprendido habilidades que les han permitido tener gran éxito en la vida. Muchas se han situado en lugares con alta consideración social o laboral, sin embargo, estas mismas personas pueden haber tenido dificultades para aprender a considerarse seres humanos valiosos que merecen ser amados.
En bastantes ocasiones, una imagen de sí mismo (que incluye características físicas y funcionales) de gran aceptación social no tiene aparejado un sentimiento de bienestar y satisfacción con la propia vida. Basta recordar las vidas de famosos con dificultades para el manejo de sus vidas, embarcados en comportamientos frecuentes de gran riesgo vital e incluso algunos de ellos, que les han provocado la muerte.
El miedo al error, al fracaso, a no ser aceptado o querido, puede llevar a una gran inhibición y reflejarse en las relaciones con la pareja, en la vida social o también en la satisfacción personal con la propia vida. Las personas necesitan la coherencia entre pensamientos, emociones y acciones. Cuando la autoestima está dañada, el miedo entorpece la acción y el sufrimiento personal se incrementa dañando la calidad de vida.
Desde IVPS podemos ayudar favoreciendo la mejora del propio conocimiento y adquirir o mejorar las estrategias que permiten lograr mayor satisfacción personal ante las dificultades de la vida. Tales entrenamientos pueden ser individuales o en pequeños grupos. Los aprendizajes siempre se adaptan a las necesidades de las personas que participan.
Las emociones son respuestas valiosas que ayudan a poder adaptarse a las circunstancias, agradables o desagradables de la vida. Cada una de ellas y en cada persona particular aporta un mensaje que permite hacerse cargo de lo que sucede.
Puede ayudar a entender la pregunta de ¿Qué sería de los seres humanos si ante el peligro no sintieran miedo o ante la pérdida, tristeza por el vacío experimentado?.
Entendiendo pues que las emociones son útiles, resulta igualmente necesario saber gestionarlas de modo que activen para realizar comportamientos saludables, adaptativos y satisfactorios, que faciliten el bienestar humano.
Una buena gestión de las emociones permite actuar de acuerdo con los objetivos y el modo que se desea, dificultando la reactividad que impide reflexionar sobre las acciones que se consideran convenientes. Así mismo, se evita la cronificación de estados de ánimo que han perdido la funcionalidad para la que surgieron.
Desde IVPS podemos ayudar realizando entrenamientos individuales y/o grupales para el reconocimiento de las propias emociones, para el aprendizaje de su significado para la vida y el manejo que permita su presencia de modo saludable en diversas circunstancias. También facilitamos el entrenamiento en habilidades de relación en situaciones en las que están presentes las emociones de otras personas que importan y con quien se quiere mantener interacciones saludables.
El coaching es un método dinámico e interactivo de desarrollo personal que permite dirigir la propia vida en el sentido deseado y ayuda a encontrar el camino más eficaz para alcanzar los objetivos vitales con conciencia plena.
La experiencia en este proceso facilitará a los que lo transiten (profesionales, directivos, deportistas y toda persona que posea un proyecto vital importante del que sea consciente) esclarecer el trayecto existente entre el lugar en que se encuentra y el que desea alcanzar.
El coaching es diferente a una psicoterapia al uso, en la medida en que está pensado para personas sin diagnóstico psicopatológico alguno. Es más bien una disciplina relacionada con la competencia para pensar de modo creativo, mejorar la comunicación con otros y profundizar en la propia identidad.
Más que una herramienta para la gestión, se trata de un modo de estar y actuar en el que se considera que la toma de conciencia, la libertad de elección, la responsabilidad personal y el compromiso con la acción son los pilares necesarios para alcanzar el éxito en la vida.
Desde IVPS podemos ayudar a mejorar estas capacidades para sacar el mayor rendimiento posible a los propios recursos y al esfuerzo en la vida personal y profesional, facilitando el uso de fortalezas como la motivación, autoconfianza, autorregulación, autoconciencia y habilidades de comunicación que permitan generar nuevas alternativas de acción, dirigidas a una mejora continua y satisfactoria en el propio individuo y las organizaciones en las que se ubica.
Médicos, psicólogos, trabajadores sociales, DUEs/enfermería, fisioterapeutas, educadores sociales… pueden necesitar ayuda en la optimización de la realización y/o publicación de sus propios estudios e investigaciones.
Apoyo en cualquier fase: desde la elección del diseño de investigación y su puesta en marcha, la gestión y depuración de la bases de datos, hasta el análisis de información cuantitativa (bivariada y multivariada con estadística al uso, como son las técnicas de modelos de ecuaciones estructurales) y cualitativa, en ambos casos con su informe e interpretación técnicos.
Desde IVPS podemos asesorar individual o grupalmente, para ello disponemos de herramientas de consultoría personalizada presencial y online; así como talleres de optimización (por ejemplo sobre aplicación práctica de la Guía CONSORT; cómo incrementar la calidad y difusión de nuestras publicaciones, etc.)
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