El acoso escolar o bullying

Bullying es una palabra inglesa que significa intimidación y se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros. Es un fenómeno que se caracteriza por el acoso y/o intimidación del abusador sobre la víctima, dentro del ámbito escolar.

La escuela debería ser siempre un espacio en el que sentirse seguro. Sin embargo, para muchos niños, la escuela se ha convertido en la fuente de un tipo de violencia del que son víctimas y que ejercen sus propios compañeros, por el acoso escolar. Hay niños que, por distintas razones, sufren maltrato físico o psicológico por parte de otros niños a través de actitudes como la represión, la discriminación, la homofobia, la violencia sexual o el castigo corporal.

El acoso escolar o bullying tiene efectos negativos en la salud física, el bienestar emocional y el rendimiento académico de los niños, especialmente si dicha violencia se repite en el tiempo o es severa, además de influir en el clima escolar del centro educativo.

EL ACOSO ESCOLAR O BULLYING ES VIOLENCIA

Un empujón que se repite. Un apodo que denigra. Un insulto cada vez que le toca salir a la pizarra. En la escuela o en el instituto, existen muchas formas de ejercer y sufrir violencia entre iguales y muchas formas de tratar de acabar con ella. Es una responsabilidad conjunta de la comunidad educativa, los padres y los compañeros evitar que el acoso escolar siga existiendo.


 

Pautas para que los padres puedan ayudar a los niños que sufren bullyng:

10 pautas para padres para prevenir el acoso escolar

Nos referimos a acoso escolar cuando hablamos de situaciones basadas en la “desigualdad” entre el agresor y la víctima, en la que se establece una relación dominio-sumisión y podemos describirlo como: acciones, o conductas donde uno o más alumnos insultan, difaman, amenazan, chantajean, difunden rumores, pegan, roban, rompen cosas, ignoran o aíslan a otros de manera sistemática y prolongada en el tiempo. Estos actos producen en quien los sufre sentimientos de indefensión e inferioridad.

 

  • Permanece atento a las señales de alerta:

Si tu hijo/a está sufriendo acoso escolar es posible que evita ir a clase, está más nervioso o retraído, presenta síntomas psicosomáticos (dolor de tripa, cefaleas, vómitos, insomnio…), su material escolar desaparece con frecuencia, si pierde el interés por los estudios o el rendimiento baja súbitamente.

 

  • Mantén la calma:

Habla con él/ella sobre sus preocupaciones y sobre su vida en el día a día en el colegio, transmitiéndole tranquilidad. Si no actuamos serenamente los niños no se atreven a contar sus problemas por miedo a nuestra reacción y por evitar angustiarnos, y por tanto no podremos ayudarles.

 

  • Habla con tu hijo/a sobre cómo resolver sus problemas:

Ponle algún ejemplo de tus dificultades y cómo has sabido resolverlas. Con ello, le estás demostrando dos importantes lecciones: que todos tenemos problemas, que no estamos solos y que necesitamos contarlo para buscar soluciones.

 

  • Fomenta su autoestima:

El valor que tiene ser único y transmítele que sus diferencias le hacen singular. Esfuérzate para que tu hijo se sienta muy valorado y querido, que tenga una visión sana de sí mismo/a y acepte sus defectos de manera realista.

 

  • Ponte en contacto con el centro escolar e infórmales de la situación:

Los centros escolares están obligados a implicarse y tomar medidas, deben actuar también ante casos de Ciberbullying aunque el acoso ocurra fuera del centro. Puedes pedir una reunión con el tutor/a de tu hijo/a para contarle la situación. Pondrán en marcha un protocolo de actuación en el que intervendrán: el tutor/a, orientador/a jefatura de estudios y dirección, para proteger a tu hijo/a ayudarle, fomentar relaciones sociales sanas y de igualdad, así como para trabajar con el alumno/a que esté acosando. Si el acoso está teniendo lugar a través de las Nuevas Tecnologías, existen grupos especializados de la Policía y Guardia Civil a los que se puede acudir para denunciar la situación.

 

  • Solicita al centro escolar que impartan formación sobre el acoso escolar y el ciberacoso, así como sobre la gestión de las emociones y resolución de conflictos:

Los centros que llevan a cabo este tipo de actividades, además de enseñar herramientas básicas para la vida, identifican situaciones que aún pueden prevenirse.

 

  • Ayúdale tú también a poner en palabras sus emociones:

Cuando tu hijo/a esté triste, se enfade o esté frustrado, conecta con su emoción y enséñale a entender y superar su malestar.

 

  • Enséñale que existen límites:

Que no se pueden traspasar, ni en casa, ni fuera de ella y que los actos violentos tienen consecuencias para quien los hace. Asegúrate que tiene clara la diferencia entre “ser popular” (por ser agresivo o acosador) y ser aceptado y querido por los demás por su forma sana de relacionarse.

 

  • Indica a tu hijo/a que si existe una situación de violencia en el centro escolar, ha de ser solidario:

No defender a un compañero y acallar la situación, también implica formar parte del juego del acoso escolar y fortalecer la posición de poder del agresor. “Si te callas, ante el acoso a otro compañero, te conviertes en cómplice y en agresor pasivo”. Ayúdale a ser empático/a : “ponerse en el lugar de la víctima”. Reflexiona con tu hijo/a ¿Si alguien te acosara, cómo te sentirías.

 

  • Si tu hijo/a muestra actitudes violentas para conseguir algún fin, corrígele:

No dejes que esta sea la manera en que logra sus objetivos, y muéstrale también a través de tu ejemplo como padre/madre, que las metas se alcanzan sin necesidad de ser violentos. Aprender a respetar a los demás es básico en cualquier relación de convivencia.